Será nuestro secreto by Empar Fernández

autor:Empar Fernández [Fernández, Empar]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-02-01T00:00:00+00:00

TEDESCO

Podrían sospechar de Gabriel Roberts, un hombre de pocas palabras y mirada atravesada que seguía en el Saint Michael cuando Noa se quedó sola. Tal y cómo ha podido comprobar se trata de un hombre de carácter agrio al que la presencia de la policía altera extraordinariamente. Parece evidente que tiene algo que ocultar. De Martin Evenson, que se ha mostrado demasiado nervioso, inseguro, dubitativo, que no sabe explicar dónde estuvo aquella noche y que niega incluso haber tratado a Noa. También el chico parece esconder alguna cosa. De Declan Patterson, el profesor de inglés al que le han saltado las lágrimas al afirmar que Noa era encantadora, su mejor alumna, y que estaba dotada de una sensibilidad especial para la literatura. Demasiado afectado para tratarse de una alumna más, de una entre tantas. De la profesora de música, una de las últimas personas en verla con vida que se ha echado a llorar nada más entrar al despacho para responder a las preguntas de la policía y que asegura que nunca se perdonará no haberse ofrecido a llevarla a casa. De Gerald Thompson, el relamido director del centro, que abandonó el auditorio solo unos momentos antes y que se ha apresurado a jurar que a las 20:30 horas estaba sentado a la mesa con su familia. De Roger Nasarre, el hermano de Aitana, al que el inspector ha visitado poco después del mediodía y que afirma no haber oído el teléfono cuando su hermana llamó cerca ya de las diez de la noche pidiéndole ayuda. Asegura que puede demostrar que estuvo en su casa desde las siete de la tarde. Eso es lo que dice. Al policía le ha parecido un bueno, para nada, un espíritu ocioso, que los recibió con los ojos turbios y la lengua torpe en compañía de una joven de piernas largas y pómulos aumentados no mucho más despierta que su amigo. Del mismo Víctor que podría tener algún cómplice. De Aitana por su estúpida negligencia. De…

Tras varias horas en el instituto no tienen ni indicios, ni pistas incriminatorias ni cabo alguno del que poder tirar. No han sacado nada útil del ordenador de Noa. Por el historial de navegación no había entrado en chats de citas ni mantenido conversaciones con desconocidos. Sus padres la habían alertado repetidamente y Noa no parecía sentir curiosidad. Un análisis más minucioso tampoco ha desvelado otro tipo actividad maliciosa. Sí algunas conversaciones íntimas con sus amigas, miserias de las aulas sin la menor relevancia aparente y alusiones a los ojos de Martin, a su arrojo y a su aspecto de rebelde sin causa conocida. A las adolescentes todo en él les resulta un misterio y, como tal, especialmente atractivo. Y para acabarlo de arreglar Tedesco acaba de despedir al comisario Valero que se ha dignado pisar su despacho para reclamar resultados personalmente.

—Ya deberíamos tener algo ¿no cree, Tedesco? —En la comisaría son muchos los que ignoran su nombre de pila, llevan años utilizando su apellido—. Tengo a toda la prensa encima.

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